jueves, 26 de mayo de 2011

Quedan cinco hojas




Esta mañana salió el sol. Salió por allá, detrás del horizonte. Salió en silencio y muy tranquilo pues no estaba Carl Sagan ni ningún otro especialista narrando su salida. Fue casi como si no ocurriera. Así, de pronto, salió.






Primero fue Montse y luego fui yo quien sacó un apestoso café de la máquina. Y mientras luchaba por no quemarme los dedos con el vacito de plástico, pensé que hace tiempo que no veía un amanecer. Y quise decirle algo a Montse, pero ella se me adelantó:

- Mmm... El café de mierda de hoy sabe distinto al café de mierda de ayer...

Nos reímos. Después subí las escaleras sosteniendo el vacito caliente, entré en la oficina y dije:

- ¡Buenos días Isabel! ¡Buenos días Víctor! ¡Buenos días Mike! ¡Buenos días Flavia! ¡Buenos días Sergio!... Y todos me dan los buenos días, enciendo mi ordenador y de pronto, me le quedo viendo a Sergio...


En ese momento todavía no sé lo que va a pasar hoy. Son las 8 y 15 de la mañana. Al mediodía, una de las diseñadoras entrará al baño de mujeres y se encontrará con que alguien ha cagado en el suelo. Sorpresa... ¿Cómo es posible?... Escándalo... ¿Quién habra sido?...  Irritación... ¿Hasta dónde hemos llegado?...Y muchas, muchas risas. Todos hemos sido educados en universidades y por tanto, todos somos sospechosos. Gracias a este acontecimiento, a la hora de la comida viviré uno de las instantes más divertidos que cualquiera puede vivir: hablar de escatología con un grupo de catalanes.

Y a las 4 de la tarde, Marie me llamará para contarme que nuestro hijo Gaston, a punto de cumplir dos años, acaba de cagar por primera vez en su bacinilla. Marie estará exultante. Yo me llenaré de orgullo y, ¿por qué ocultarlo?, casi lloraré de la emoción al vislumbrar un mundo sin pañales...





Todo eso pasará hoy, pero ahora, no lo olvidemos, yo me le quede viendo a Sergio.

Detrás de mis ojos hay una pantalla. Desde la nada, en ella se proyecta la imagen de Sergio de pie, igualito como es Sergio, todo vestido de negro y con el rostro muy serio y los cabellos despeinados para taparse la calva. Y Sergio, en aquella imagen onírica, se acomoda las gafas, me observa y dice:

- Quiero estar ocupado para tener tiempo libre.

Y ya. Eso fue todo. 

- Sergio, acabo de recordar que anoche soñé contigo. Y es raro, porque yo casi nunca me acuerdo de lo que sueño.

Todos se giraron y me vieron extrañados. Sergio se quitó los auriculares lentamente y dijo:


- ¿Ah, sí? ¿Y qué pasaba en el sueño?


- Nada. Estabas de pie y me decías: quiero estar ocupado para tener tiempo libre.

Sergio repitió la frase en voz baja y observó al suelo...

- Y... Bueno... Tiene lógica. ¿No?


Y todos asentimos con la cabeza y nos miramos como si hubiésemos entendido algo. 

Me giré, puse Cello song de Nick Drake y dejé que el día volviera a empezar.