lunes, 6 de octubre de 2008

Colgando en la nada


Fui a ver la documental ganador del Docupolis y tuve la hermosa y dura sorpresa de encontrarme con The Red Race, del director Chao Gan. Es un documental observacional que cuenta una historia sencillamente aterradora: todo lo que tienen que vivir y sufrir un grupo de niños (5 a 7 años) en China para intentar formar parte, algún día muy lejano, del equipo Olímpico Chino. Y bueno, es la típica historia de competencia despiadada donde "sólo el más fuerte sobrevive”, donde estos pequeños soportan la presión de sus familias que sueñan con salir de la pobreza gracias al “hijo gimnasta”, y donde estos niños indefensos deben aguantar brutales ejercicios, la mala alimentación, la soledad, los insultos y vejaciones de sus entrenadores y además, tener la suerte de no terminar lesionados antes de que se acabe la película.

El fotograma que ilustra este post viene de un plano secuencia que dura los 4 o 5 minutos que estas niñas deben aguantar colgadas de una barra, mientras su entrenadora las insulta cronómetro en mano.

¿Alguien dijo crisis económica?




jueves, 2 de octubre de 2008

Ardillita, ardillita mía en el idioma de ese otro país

- Juan, me gustaría que apagaras la grabadora.

- Claro – dije a la vez que introducía mi mano en el denso humo que cubría la mesa. Le di al stop de la grabadora y tanteé hasta que pude tomar un cigarrillo casi completo que se había apagado mientras descansaba en el cenicero. Al verlo sentí que estaba frente a algo realmente inexplicable, algo que sin duda marcaba el inicio de una espantosa confesión. Lo encendí y dije:

- ¿Sabes que dicen por ahí que le ponen una sustancia al papel de los cigarrillos para que no se apaguen? Así se consumen más rápido y dicen que es una de las razones por las que supuestamente uno fuma más. ¿Te das cuenta de que es muy extraño que este cigarrillo se haya apagado?

- Vamos Juan…

- Bien. Eso es lo que quería oír. Cuéntame…

- Pues dicen que todo empezó en un bar cerca de ese parque de atracciones...

- ¿Cuál? ¿El parque de atracciones donde...?

- Sí… El mismo. Dicen que llegué justo antes del verano y que no me quedaba dinero. Y la cosa es que si no encontraba un trabajo tendría que dormir en la calle. Encima, ese día me había quedado sin cigarrillos y bueno, me da vergüenza contarlo, pero yo era muy joven y ya estaba segura de que nunca encontraría a un hombre inteligente o a una mujer que fumara más que yo. 

- No exageres.

- Óyeme bien: dicen que es verdad y también dicen que aquella mujer con la que hice el amor en un descampado me ofreció un trabajo en el parque de atracciones.

- ¿Mujer? ¿Qué mujer?

- Yo me enamoré de ella aunque ella odiaba los cigarrillos. Dicen que tonteamos un buen rato hasta que ella terminó de beber su agua mineral y me presentó al instructor del parque de atracciones. 

- Voy a encender la grabadora.

- No, no la encenderás porque dicen que fui a las charlas de entrenamiento con ella y el instructor nos dijo: Ustedes son la pareja que yo estaba esperando... Y nos llevó al vestuario, nos entregó los disfraces y yo no podía creer que…

- Al grano.

- Bueno, dicen que nos pusimos los disfraces de las dos ardillas simpaticonas…

- ¿Las ardillas o las ardillitas?

- Las ardillitas, claro, las de toda la vida. Y entonces, dicen que las dos salimos al parque vestidas de ardillitas gigantes para que los niños turistas se tomaran fotos con nosotros… Todavía lo recuerdo como uno de los momentos más romántico que he vivido: juntas los dos, cogidas de la mano, observándonos con esos grandes ojos de plástico, sonriendo debajo de nuestras máscaras... 

- Vale. ¿Y qué paso?

- Pues coño, dicen que el problema surgió con la aparición del ratón vestido de frac…

- No. ¿El famoso ratón que…?

- Exacto. El ratón con frac llegó con sus tres guardaespaldas. Unos tipos que iban en plan undercover, disfrazados de turistas y con micrófonos escondidos en las orejas... Nadie lo dice, pero la verdad es que el ratón no puede vivir sin la protección de esos gorilas...

- No me jodas…

- Y dicen que en ese momento llegó un autobús lleno de niños turistas provenientes de ese país…

- De ese país que parece que…

- Sí, y que también parece lo otro si resulta que nunca te has leído la historia de ese país. Pero bueno, el punto es que todo ocurrió muy rápido. Quince o veinte niños turistas salieron corriendo del autobús y trataron de lanzarse encima del ratón vestido de frac. Sus guardaespaldas, que eran expertos en aikido, usaron la propia fuerza de los niños en su contra y los inutilizaron antes de que tocaran al ratón.

- Y tú y la otra ardillita...

- Dicen que nos quedamos viendo la escena tan impresionadas que no nos dimos cuenta de que varios de esos niños turistas se nos acercaban por la espalda. Saltaron sobre nosotras y en medio del forcejeo, no pudimos ver a otros dos niños que venían corriendo a toda velocidad y que terminaron estrellando sus cabezas contra nuestros estómagos.

- ¿Tenían navajas?

- Algo peor: el ratón con frac los había rechazado y estaban histéricos. Querían una foto de grupo donde todos aparecieran acostados sobre nosotras. Nos defendimos, pero dicen que un niño gordito se sentó sobre mi pecho y empezó a golpear mi cara de ardillita como si fuera una pera de boxeo.

- ¿Y los guardaespaldas?

- Escaparon con el ratón utilizando un túnel secreto... Aquella era una situación de vida o muerte. Con el niño gordito sentado sobre mi pecho, la asfixia comenzó a apoderarse de todo mi cuerpo y, de pronto, sentí una terribles, insoportables ganas de fumarme un cigarrillo. Porque siempre he dicho que quiero fumarme un cigarrillo antes de morir, y tal vez por eso, saqué fuerzas de donde no las tenía y entonces le metí un derechazo al gordito y a partir de ahí, a patada y puñetazo limpio, me fui quitando de encima a todos esos malditos hijos de puta…

- ¿Y la otra ardillita?

- ¡No me lo recuerdes! Dicen que la única solución que hallé para escapar fue lanzar a todos los niños sobre ella y correr…

- Una ardillita mártir...

- Y también dicen que corrí como loca hasta que pude disfrazar mi disfraz de ardillita con una gabardina y una gorra de béisbol. Escapé del parque de atracciones en el autobús de las 11, y dicen que fue como a las 11 y media, mendigando en una estación de gasolina, cuando al fin conseguí que un camionero de ese otro país me regalara un cigarrillo.

- Los camioneros de ese otro país me caen bien. Siempre regalan cigarrillos.

- El camionero de ese otro país se apiadó de mí y me quitó la cabeza del disfraz porque ahora me estaba asfixiando con el humo. Y dicen que cuando vio mi rostro se le iluminó la mirada y tiernamente me besó en los labios y me llamó ardillita, ardillita mía, en el idioma de ese otro país.

- ¿De verdad te llamó ardillita, ardillita mía en el idioma de ese otro país?

- Sí, y es tan bello que sientes que algo impronunciable atraviesa tu alma... Y después me quité todo el disfraz y hacía mucho frío y me sentí incómoda, en ropa interior y con las uñas de los pies mal pintadas. El camionero se quitó su chaqueta y me la puso, y yo me subí a su camión y nos fuimos juntos, fumando como locos, cruzando campos, montañas y costas hasta llegar al país grandote que queda más allá de ese otro país.

- Y allá…

- Pues allá, fumando junto a un café con leche, es cuando alguien dice que puedes volver a encender la grabadora.






viernes, 23 de mayo de 2008

Guillem González:: L'Estàtua Humana de Gandhi - La Estatua Humana de Gandhi - The Human Statue of Gandhi * Plaza Jardins de Gandhi (Poble Nou)


Horaris de treball de Guillem González,
l'Estàtua Humana de Gandhi

Dimarts a divendres: de 16:00h a 20:00h
Dissabtes i Diumenges: de 10:00 a 14:00h


Horarios de trabajo de Guillem González,
la
Estatua Humana de Gandhi
Martes a viernes: de 16:00h a 20:00h
Sábados y Domingos: de 10:00 a 14:00h

lunes, 19 de mayo de 2008

Victor Klemperer. LTI: La Lengua del Tercer Reich - Apuntes de un filólogo

Comparar a Hugo Chávez con otros dictadores se ha convertido en un forma de deporte, y no diré que es una práctica venezolana y mucho menos, exclusiva de la oposición. Hablo de un deporte global pasivo como cualquier otro, como el fútbol, el béisbol o el badminton, algo que presenciamos continuamente por televisión y que al conocer sus reglas nos permite generar un juicio, sentirnos expertos, partícipes y hasta eventuales entrenadores. Que si Chávez se parece un día a Pol Pot y el otro día a Stalin, y que si tiene cosas de Mussolini o de Hitler, o que recuerda a Pérez Jiménez o a Franco, que si es una mala imitación de Fidel o es más ridículo que Mobutu… Vamos, que encontrar analogías no es difícil, sobre todo, si tomamos en cuenta que las formas de dictadura no son infinitas y que la democracia, atrapada en un juego de espejos donde los medios de comunicación refractan la información cómo mejor les conviene, puede encontrarse caminando, sin previo aviso, al borde del totalitarismo (ejemplos de esto hay muchos, pero sólo digamos que nunca, nunca debemos olvidar el largo trabajo del PRI en México).

Y cuidado, en el caso del gobierno de Chávez no es cuestión de ponerse a hablar desde el candor vargallocista: el alucinado momento que vive Venezuela está muy lejos de planos teóricos, políticas europeas bien pensantes, juicios internacionales, hilos liberales o Think Tanks de jóvenes MBA dispuestos a decir “coño” y a aflojarse el nudo de la corbata para salvar al país. No. En Venezuela la democracia está totalmente drogada. Un porro inmenso, confeccionado con marihuana barata –que deja idiota y que sólo produce hambre- suelta humo desde el Palacio de Miraflores, y ese humo, aparte de no dejar ver lo que ocurre, confunde a toda la sociedad de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Y antes de que alguien venga a decirme que es venezolano, muy sano y deportista y que nunca ha probado las malditas drogas y que además odia a los cochinos drogadictos (conozco a un imbécil que me decía eso y ahora está preso por corrupción), déjenme aclararles que la marihuana barata de la que hablo es una que nos hemos estado fumando todos desde 1999: las palabras de Hugo Chávez.


¿Cómo explicar este imposible y demencial bochinche democrático - dictatorial - militarista si no es a partir del imposible y demencial discurso de Chávez? Porque creo que a estas alturas resulta obvio decir que el chavismo, simple y llanamente, es lo que a Chávez le sale de la boca, cuándo y cómo él quiera y sin importar si guarda un mínimo de lógica o coherencia con lo que dijo el día anterior. Por supuesto, siempre podemos caer en la tontería de tratar de entender algo donde no hay nada que entender, puesto que casi todo lo que dice Chávez, en el fondo, no tiene contenido. Pero hay rastros de significado, momentos fulgurantes e incluso frases llenas de sentido que guardan todo el poder hipnótico de este militar. Y yo escribo estas líneas justamente para llamar la atención sobre esas palabras, sobre ese lenguaje militar que de tanto ser pronunciado por Chávez y sus seguidores, entra cada vez más en el lenguaje de toda la sociedad venezolana. Da igual el bando al que pertenezcas, pues como afirma Victor Klemperer: “el lenguaje crea y piensa por nosotros”. Y esta afirmación, después de leer su libro LTI: La lengua del Tercer Reich – Apuntes de un filólogo, toma un peso considerable y hasta doloroso. Trato de recordar como era la política venezolana antes de que se pronunciaran palabras como batalla, misiones, comandos, batallones, enemigos, tácticas, teatro de operaciones y etc, etc, durante todo el día… Cuando no se hablaba de dios en los discursos políticos, cuando nadie iba de redentor del pueblo y cuando no hacía falta llevar todo al terreno de las emociones para así descalificar al "otro" o para manipular sembrando el fanatismo. Y me doy cuenta de que los venezolanos hace ya tiempo que cruzamos una frontera lingüística en la que las armas y la violencia, implícitamente, se arrastran de continuo entre los signos de puntuación, aguantándose aquí o allá, pero siempre apareciendo de cualquier manera.

Pienso que es duro, pero me atrevo a decir que cualquiera que desee entender el chavismo (y a muchos otros gobiernos, parecidos y no tanto) debe leer este libro de Victor Klemperer. No para terminar comparando a Chávez con Hitler, repito, sino para abrir las puertas de esos pozos muy profundos a los que llamamos palabras. Y claro, también para reflexionar sobre la manipulación, la propaganda, el control, el odio a los intelectuales, el racismo, la mediocridad y la eficacia del lenguaje y de las formas militares, sin olvidar la memoria, el perdón y la generosidad porque LTI: La lengua del Tercer Reich – Apuntes de un filólogo es un libro magnífico, con páginas que relees durante días y que dan ganas de citar de principio a fin y porque cuenta una historia que, inevitablemente, el mundo entero está repitiendo desde 1945.

P.D.: Klemperer, por supuesto, analiza los orígenes del nazismo y su lucidez lo conduce a ese desbordamiento sentimental y extremo que fue el Romanticismo Alemán del siglo XIX. Y yo pienso en los orígenes del chavismo y no pienso en el siglo XIX y la Guerra de Independencia (con Bolívar como paladín romántico), sino que recuerdo el año 1990, cuando yo estaba en un cruce de caminos cerca de Pampatar, en la Isla de Margarita, comiendo unas cachapas con unos amigos. Eran como las siete de la tarde y la cachapera estaba llena de gente, cuando de pronto, a unos diez metros, un carro frenó en seco, se abrió la puerta del piloto y se bajó un tipo que estaba muy borracho. Como si nada, se abrió el pantalón, se sacó el pene del calzoncillo y se puso a mear en medio de la calle. Un señor que estaba en la cachapera le gritó: "¿Pero qué estás haciendo cochino?" Y el borracho contestó gritándole aún más fuerte: "¡Cállate viejo guevón! ¡Que esta vaina es de los adecos!"... Y
aunque recuerdo que éramos como doce personas, todos nos quedamos en silencio y no hicimos nada de nada porque el borracho tenía toda la pinta de estar armado. Simplemente observamos como terminó de mear, se subió en el carro y se fue...

P.D.2: A los amigos del Reino de España les explico ... ADECOS son los miembros o simpatizantes del Partido Acción Democrática (AD), socialdemocratas supuestamente de centro izquierda. Inauguraron la actual democracia venezolana en 1959, y ya en los años 70 se entregaron a reinventar la corrupción en todas sus formas y expresiones, es decir, que ni dios ni el diablo dirán cuánto dinero robaron porque los adecos, hace ya tiempo, compraron su silencio. Con años de esfuerzo, abusos de poder y millones de petrodolares evaporados o mezclados con cocaína y whisky, crearon un espíritu que deformó para siempre al "pícaro venezolano" y lo convirtió en el "vivo": "¡A mí que me pongan donde haiga!" Y bueno, de allí viene Venezuela, de allí viene Chávez y su corruptela y con él, allá vamos...




viernes, 25 de abril de 2008

En casa de Mister Yifei

Mathieu era un joven economista belga que había sido contratado por una compañía transnacional para hacer negocios en China. La cosas no le iban mal a Mathieu, aunque últimamente había tenido algunos problemas con unos buques cargueros y por esa razón, saltándose algunos escalones del protocolo, había pedido una cita directa con Mister Yifei, que amablemente lo atendería en su casa en Beijing. Mathieu, que no hablaba chino, se defendía en inglés como todos los belgas y mientras tocaba el intercomunicador del edificio no dejó de parecerle extraño que Mister Yifei lo hubiese citado en su casa en lugar de la oficina. Mathieu subió al ascensor, tocó el botón y observó una vez más la foto que tenía de Mister Yifei. Cuando la puertas del ascensor volvieron a abrirse se encontró en medio de un lujoso apartamento con jardín interior. Una mujer totalmente desnuda apareció de la nada y lo condujo hacia una bañera que soltaba vapor. Allí se encontraban otras dos mujeres desnudas con esponjas en las manos. Las tres lo rodearon y se dedicaron a desnudarlo sin que Mathieu ofreciera resistencia, y luego, empezaron a bañarlo lentamente y con mucha delicadeza. Mathieu cerró los ojos, se entregó y pensó que le encantaba hacer negocios en China. Pero cuando volvió a abrir los ojos descubrió a un hombre que salía del ascensor, con traje, maletín y un rostro muy distinto al de Mister Yifei. El hombre se acercó a Mathieu, dejó caer el maletín al suelo y se sacó una pistola automática de la chaqueta. 

Las tres mujeres se fueron corriendo y a Mathieu se le puso la verga como un flan. 
– Mister Yifei, tranquilo, soy Mathieu, vengo de la compañía para hablar sobre los barcos… 

El hombre cargó la pistola y gritó: - ¡No soy Mister Yifei! Soy Mister Wong. Mister Yifei vive en el apartamento de arriba.

Mathieu buscó saliva en su boca y como pudo respondió: - Pues lo siento mucho, todo es un error y ya me voy… 

Mister Wong bajó la pistola y ahora apuntó hacia los cojones de Mathieu: 
- ¿A dónde vas a ir?

Poniendo las manos sobre sus cojones, Mathieu balbuceo: - A casa de Mister Yifei… 

Mister Wong escupió en la bañera de Mathieu y dijo: - Mister Yifei me ganó al golf y también me robó un negocio... 

Y Mathieu, con lagrimas en los ojos, dijo: - Pues mi compañía puede ayudarlo… 

Y a la mañana siguiente, un descompuesto Mathieu tomó el avión rumbo a Singapur llevando bajo el brazo un contrato millonario firmado por Mister Wong. Una vez más, el capitalismo salvaje le había salvado la vida a un joven economista belga y el mundo será más feliz si no lo sabe.


Venía a salvarnos

Yusmelis no sospechaba que el destino la había elegido para ser la madre del hombre que traería la alegría a nuestro sufrido planeta. El hombre que nos haría sonreír sin sarcasmo, que sería capaz de devolvernos al estadio de la más ingenua humanidad, generosa y alegre, donde al fin se acabarían los políticos, el hambre y las leyes. Ese hombre, que se llamaría Maikel, se encuentra en este momento asomando su pequeña cabeza al mundo mientras su madre grita por los dolores del parto. El Doctor Arturo, las enfermeras y una buena dosis de peridural le dan ánimos, y así Yusmelis da a luz a nuestro querido Maikel que sale y recibe su primeras nalgadas en señal de bienvenida. Pero el niño, en lugar de llorar por las nalgadas, se pone a reír. Y al mismo tiempo su madre, las enfermeras, el doctor y todo el hospital comienzan a reír a carcajada limpia, arrebatados, sí, por esa alegría indescriptible que ya anuncia una nueva era. Y entonces, en medio de las risas, Maikel se resbala de las manos enguantadas del Doctor Arturo, cae al suelo, se rompe el cuello y muere.

Ahora tendremos que esperar hasta que el destino decida contarnos otro chiste malo.

jueves, 24 de abril de 2008

Franz y Gregorio buscan trabajo en la tele

Franz se sentó y observó al hombre que estaba detrás del escritorio. Nada llamaba la atención y nada parecía fuera de lugar en aquella pequeña oficina de tabiques blancos, algo sucia y mal iluminada. Parecía que todo había estado allí desde siempre, incluyendo a ese hombre medio calvo y medio barbudo que escribía algo en un papel.
- A ver… Franz – dijo el hombre levantado los ojos y señalándolo con el bolígrafo- , ¿cuál es tu show?
- ¿Show?... Yo no tengo ningún show.
- Jodeeer… No empecemos. Esto es un casting y si viniste es porque tienes un show o algo que mostrar. Si no tienes nada, pues venga, circula y hasta luego chaval… ¡El siguiente!
- No, no… Espere. Yo tengo una cucaracha.
- Ah, con que tienes una cucaracha…

Franz sacó a su amigo del bolsillo de la chaqueta y lo mostró cuidadosamente sobre la palma de su mano.

- Se llama Gregorio…
- Una cucaracha que se llama Gregorio – dijo el hombre mientras escribía algo en el papel-. Muy bien. ¿Y qué hace Gregorio? ¿Baila?
- No.
- ¿Salta? ¿Vuela? ¿Hace algún truco?
- No.
- Vale, vale… Entonces tienes una relación zoofílica y Gregorio es tu novio…
- No.
- Pues entonces vives en una casa asquerosa, rodeado de bichos y te haces llamar “el señor de las cucarachas”…
- Tampoco.
- Oye, Franz… Aquí estamos trabajando. Aquí hacemos televisión. Aquí buscamos frikis con historias que valgan la pena para un programa que sale en prime time… O me dices que coño hacen tú y tu cucaracha, o se me van...
- Bueno, la cosa es que Gregorio sufre…
- ¿Sufre? Ajá, eso está mejor… Una cucaracha que sufre – volvió a anotar algo en el papel-. ¿Y por qué sufre?
- Porque es una metáfora de la ansiedad, el rechazo y la alienación.
- ¿Una metáfora? ¿Pero qué dices?
- Sí, y además es víctima de un error de traducción. En realidad Gregorio es un escarabajo, pero lo tradujeron como cucaracha y…
- ¿Y qué? ¿Cuándo sufre grita, canta o toca el violín dentro de la ducha? ¿Qué coño hace tu cucaracha Franz?
- Me cuenta historias…
- ¡Bien! Una cucaracha que cuenta historias – volvió a escribir-. ¿Y de que tratan la historias?
- Pues, tratan de la eterna postergación y del vacío existencial del hombre contemporáneo.
- Joder. ¿O sea que no cuenta chistes o historias de la prensa rosa?
- No…
- Entonces no nos sirven. Ni siquiera son lo suficientemente patéticos como para aguantar una sesión de insultos en el plató. Lo siento Franz, pero así es el show business
- Pero si yo sólo quería preguntar sobre algún trabajo…
- Franz, como me caes bien te daré un consejo: búscate un trabajo de funcionario. La burocracia le viene bien a gente como tú. Adiós, Franz... ¡El siguiente!

Franz y Gregorio se fueron a casa, y después de beber el té y compartir una galleta, se bañaron de insecticida y murieron debajo de la cama. 

viernes, 25 de enero de 2008

La mano enyesada de Juan



Si esta noche sientes algo raro, no sé, ves una cosa blanca que pasa o escuchas un ruido en el baño o tienes la sensación de que alguien te observa... Respira hondo y... ¡No temas!

Es la mano enyesada de Juan buscando un cortauñas.