Mi amigo Omar me llevó hoy a comprar un cráneo de Simón Bolívar en un puesto de antigüedades en el Mercado de Les Encants. Luego de estudiarlo durante un rato y de constatar que no sabíamos nada sobre huesos de gente famosa, pregunté por el precio.
- 60 euros.
- ¡Coño, ni que fuera el cráneo de Mozart! ¿No me puedes hacer una rebajita?
El dependiente se me acercó y me observó de arriba a abajo con mucho, mucho cuidado. Después me levantó el labio superior y miró mis dientes.
- Veo que eres venezolano.
- Pues sí.
- Pues mira, tengo el cráneo de Simón Bolívar que buscas, se lo vendió un colombiano a mi tatara-tatara-abuelo... - Dijo mientras sacaba una caja forrada en terciopelo negro. La abrió y adentro había un cráneo que me apresuré en fotografiar y que encabeza este post.
- Mmmm... No está mal. Pero, a ver, dígame: ¿Funciona con pilas doble A? ¿Recita el Discurso de Angostura? ¿Dicta cartas y proclamas? ¿Echa cuentos sobre Manuelita Saenz? ¿Brilla en la oscuridad?
- No. Simplemente es el cráneo original de Simón Bolívar y cada 17 de diciembre cuenta cómo se murió realmente.
- ¿Y entonces? ¿Se murió asesinado o enfermo de tuberculosis?
- No lo sé. Habla mucho y prefiero encerrarlo en su caja. Tendrás que esperar al próximo 17 de diciembre.
- No me jodas. Falta un año para el 17 de diciembre.
- Oye tío, ¿y qué puedo hacer yo? ¡Que así funciona este cráneo, joder!...
- De acuerdo. ¿Pero cómo sé que es el cráneo original de Simón Bolívar?
El dependiente alzó el cráneo, lo giró y me mostró su interior. Escrito a mano sobre la superficie cóncava pude leer:
"Ante Dios y la Patria, certifico que éste es mi cráneo original. Simón Bolívar." Y más abajo, un poco borroso: "Made in La Gran Colombia"
- La firma parece verdadera... Bueno, de acuerdo... ¿Cuánto es?
- 120 euros.
- No, no, no... Te doy 10 euros.
- 80.
- 10 euros o nada.
- Pues esperaré a otro venezolano. Ahora abundan por aquí.
- Pues hasta nunca.
Y empezaba a alejarme del puesto cuando mi amigo Omar me pidió que lo esperara. Tosió un poco, se acercó al dependiente y le dijo:
- Oiga, ¿no tendrá por casualidad el cráneo del Lazarillo de Tormes?
El dependiente miró a los lados y le respondió en voz baja:
- ¿Con o sin mandíbula inferior?
- ¿Varía mucho el precio si lo quiero con mandíbula?
Los ojos del dependiente brillaron y media hora después salimos del mercado cargando con el cráneo del Lazarillo, un fémur del Quijote y la pelvis de Ximena, la esposa del Cid.
Coño, no se puede ir a comprar huesos con un filólogo español.
- 60 euros.
- ¡Coño, ni que fuera el cráneo de Mozart! ¿No me puedes hacer una rebajita?
El dependiente se me acercó y me observó de arriba a abajo con mucho, mucho cuidado. Después me levantó el labio superior y miró mis dientes.
- Veo que eres venezolano.
- Pues sí.
- Pues mira, tengo el cráneo de Simón Bolívar que buscas, se lo vendió un colombiano a mi tatara-tatara-abuelo... - Dijo mientras sacaba una caja forrada en terciopelo negro. La abrió y adentro había un cráneo que me apresuré en fotografiar y que encabeza este post.
- Mmmm... No está mal. Pero, a ver, dígame: ¿Funciona con pilas doble A? ¿Recita el Discurso de Angostura? ¿Dicta cartas y proclamas? ¿Echa cuentos sobre Manuelita Saenz? ¿Brilla en la oscuridad?
- No. Simplemente es el cráneo original de Simón Bolívar y cada 17 de diciembre cuenta cómo se murió realmente.
- ¿Y entonces? ¿Se murió asesinado o enfermo de tuberculosis?
- No lo sé. Habla mucho y prefiero encerrarlo en su caja. Tendrás que esperar al próximo 17 de diciembre.
- No me jodas. Falta un año para el 17 de diciembre.
- Oye tío, ¿y qué puedo hacer yo? ¡Que así funciona este cráneo, joder!...
- De acuerdo. ¿Pero cómo sé que es el cráneo original de Simón Bolívar?
El dependiente alzó el cráneo, lo giró y me mostró su interior. Escrito a mano sobre la superficie cóncava pude leer:
"Ante Dios y la Patria, certifico que éste es mi cráneo original. Simón Bolívar." Y más abajo, un poco borroso: "Made in La Gran Colombia"
- La firma parece verdadera... Bueno, de acuerdo... ¿Cuánto es?
- 120 euros.
- No, no, no... Te doy 10 euros.
- 80.
- 10 euros o nada.
- Pues esperaré a otro venezolano. Ahora abundan por aquí.
- Pues hasta nunca.
Y empezaba a alejarme del puesto cuando mi amigo Omar me pidió que lo esperara. Tosió un poco, se acercó al dependiente y le dijo:
- Oiga, ¿no tendrá por casualidad el cráneo del Lazarillo de Tormes?
El dependiente miró a los lados y le respondió en voz baja:
- ¿Con o sin mandíbula inferior?
- ¿Varía mucho el precio si lo quiero con mandíbula?
Los ojos del dependiente brillaron y media hora después salimos del mercado cargando con el cráneo del Lazarillo, un fémur del Quijote y la pelvis de Ximena, la esposa del Cid.
Coño, no se puede ir a comprar huesos con un filólogo español.
4 comentarios:
XDDDDDD!!!!!Que fino!!!tengo una amiga que es peluquera oficial y esta rematando las uñas de los pies del supremo presidente despues que perdio el referendum, si estas interasdo me avisas, jajajajaja
juro por la oreja de santa teresa que todo eso es cierto..
y el resto de reliquias que nos llevamos -algo más modernas y estimulantes- y que Juan se ha callado por el camino... Este puesto de huesos es una auténtica maravilla!!
PS.. si a alguien le interesa, pasan tambiém a domicilio con la furgoneta llena de huesos, tan frescos como una ensaimada!!
omar
por favor publicalo en algun periodico!!!!! esta DEMASIADO BUENO!
Muy bueno Juan
choza
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