Comparar a Hugo Chávez con otros dictadores se ha convertido en un forma de deporte, y no diré que es una práctica venezolana y mucho menos, exclusiva de la oposición. Hablo de un deporte global pasivo como cualquier otro, como el fútbol, el béisbol o el badminton, algo que presenciamos continuamente por televisión y que al conocer sus reglas nos permite generar un juicio, sentirnos expertos, partícipes y hasta eventuales entrenadores. Que si Chávez se parece un día a Pol Pot y el otro día a Stalin, y que si tiene cosas de Mussolini o de Hitler, o que recuerda a Pérez Jiménez o a Franco, que si es una mala imitación de Fidel o es más ridículo que Mobutu… Vamos, que encontrar analogías no es difícil, sobre todo, si tomamos en cuenta que las formas de dictadura no son infinitas y que la democracia, atrapada en un juego de espejos donde los medios de comunicación refractan la información cómo mejor les conviene, puede encontrarse caminando, sin previo aviso, al borde del totalitarismo (ejemplos de esto hay muchos, pero sólo digamos que nunca, nunca debemos olvidar el largo trabajo del PRI en México).
Y cuidado, en el caso del gobierno de Chávez no es cuestión de ponerse a hablar desde el candor vargallocista: el alucinado momento que vive Venezuela está muy lejos de planos teóricos, políticas europeas bien pensantes, juicios internacionales, hilos liberales o Think Tanks de jóvenes MBA dispuestos a decir “coño” y a aflojarse el nudo de la corbata para salvar al país. No. En Venezuela la democracia está totalmente drogada. Un porro inmenso, confeccionado con marihuana barata –que deja idiota y que sólo produce hambre- suelta humo desde el Palacio de Miraflores, y ese humo, aparte de no dejar ver lo que ocurre, confunde a toda la sociedad de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Y antes de que alguien venga a decirme que es venezolano, muy sano y deportista y que nunca ha probado las malditas drogas y que además odia a los cochinos drogadictos (conozco a un imbécil que me decía eso y ahora está preso por corrupción), déjenme aclararles que la marihuana barata de la que hablo es una que nos hemos estado fumando todos desde 1999: las palabras de Hugo Chávez.
¿Cómo explicar este imposible y demencial bochinche democrático - dictatorial - militarista si no es a partir del imposible y demencial discurso de Chávez? Porque creo que a estas alturas resulta obvio decir que el chavismo, simple y llanamente, es lo que a Chávez le sale de la boca, cuándo y cómo él quiera y sin importar si guarda un mínimo de lógica o coherencia con lo que dijo el día anterior. Por supuesto, siempre podemos caer en la tontería de tratar de entender algo donde no hay nada que entender, puesto que casi todo lo que dice Chávez, en el fondo, no tiene contenido. Pero hay rastros de significado, momentos fulgurantes e incluso frases llenas de sentido que guardan todo el poder hipnótico de este militar. Y yo escribo estas líneas justamente para llamar la atención sobre esas palabras, sobre ese lenguaje militar que de tanto ser pronunciado por Chávez y sus seguidores, entra cada vez más en el lenguaje de toda la sociedad venezolana. Da igual el bando al que pertenezcas, pues como afirma Victor Klemperer: “el lenguaje crea y piensa por nosotros”. Y esta afirmación, después de leer su libro LTI: La lengua del Tercer Reich – Apuntes de un filólogo, toma un peso considerable y hasta doloroso. Trato de recordar como era la política venezolana antes de que se pronunciaran palabras como batalla, misiones, comandos, batallones, enemigos, tácticas, teatro de operaciones y etc, etc, durante todo el día… Cuando no se hablaba de dios en los discursos políticos, cuando nadie iba de redentor del pueblo y cuando no hacía falta llevar todo al terreno de las emociones para así descalificar al "otro" o para manipular sembrando el fanatismo. Y me doy cuenta de que los venezolanos hace ya tiempo que cruzamos una frontera lingüística en la que las armas y la violencia, implícitamente, se arrastran de continuo entre los signos de puntuación, aguantándose aquí o allá, pero siempre apareciendo de cualquier manera.
Pienso que es duro, pero me atrevo a decir que cualquiera que desee entender el chavismo (y a muchos otros gobiernos, parecidos y no tanto) debe leer este libro de Victor Klemperer. No para terminar comparando a Chávez con Hitler, repito, sino para abrir las puertas de esos pozos muy profundos a los que llamamos palabras. Y claro, también para reflexionar sobre la manipulación, la propaganda, el control, el odio a los intelectuales, el racismo, la mediocridad y la eficacia del lenguaje y de las formas militares, sin olvidar la memoria, el perdón y la generosidad porque LTI: La lengua del Tercer Reich – Apuntes de un filólogo es un libro magnífico, con páginas que relees durante días y que dan ganas de citar de principio a fin y porque cuenta una historia que, inevitablemente, el mundo entero está repitiendo desde 1945.
P.D.: Klemperer, por supuesto, analiza los orígenes del nazismo y su lucidez lo conduce a ese desbordamiento sentimental y extremo que fue el Romanticismo Alemán del siglo XIX. Y yo pienso en los orígenes del chavismo y no pienso en el siglo XIX y la Guerra de Independencia (con Bolívar como paladín romántico), sino que recuerdo el año 1990, cuando yo estaba en un cruce de caminos cerca de Pampatar, en la Isla de Margarita, comiendo unas cachapas con unos amigos. Eran como las siete de la tarde y la cachapera estaba llena de gente, cuando de pronto, a unos diez metros, un carro frenó en seco, se abrió la puerta del piloto y se bajó un tipo que estaba muy borracho. Como si nada, se abrió el pantalón, se sacó el pene del calzoncillo y se puso a mear en medio de la calle. Un señor que estaba en la cachapera le gritó: "¿Pero qué estás haciendo cochino?" Y el borracho contestó gritándole aún más fuerte: "¡Cállate viejo guevón! ¡Que esta vaina es de los adecos!"... Y aunque recuerdo que éramos como doce personas, todos nos quedamos en silencio y no hicimos nada de nada porque el borracho tenía toda la pinta de estar armado. Simplemente observamos como terminó de mear, se subió en el carro y se fue...
P.D.2: A los amigos del Reino de España les explico ... ADECOS son los miembros o simpatizantes del Partido Acción Democrática (AD), socialdemocratas supuestamente de centro izquierda. Inauguraron la actual democracia venezolana en 1959, y ya en los años 70 se entregaron a reinventar la corrupción en todas sus formas y expresiones, es decir, que ni dios ni el diablo dirán cuánto dinero robaron porque los adecos, hace ya tiempo, compraron su silencio. Con años de esfuerzo, abusos de poder y millones de petrodolares evaporados o mezclados con cocaína y whisky, crearon un espíritu que deformó para siempre al "pícaro venezolano" y lo convirtió en el "vivo": "¡A mí que me pongan donde haiga!" Y bueno, de allí viene Venezuela, de allí viene Chávez y su corruptela y con él, allá vamos...
Y cuidado, en el caso del gobierno de Chávez no es cuestión de ponerse a hablar desde el candor vargallocista: el alucinado momento que vive Venezuela está muy lejos de planos teóricos, políticas europeas bien pensantes, juicios internacionales, hilos liberales o Think Tanks de jóvenes MBA dispuestos a decir “coño” y a aflojarse el nudo de la corbata para salvar al país. No. En Venezuela la democracia está totalmente drogada. Un porro inmenso, confeccionado con marihuana barata –que deja idiota y que sólo produce hambre- suelta humo desde el Palacio de Miraflores, y ese humo, aparte de no dejar ver lo que ocurre, confunde a toda la sociedad de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Y antes de que alguien venga a decirme que es venezolano, muy sano y deportista y que nunca ha probado las malditas drogas y que además odia a los cochinos drogadictos (conozco a un imbécil que me decía eso y ahora está preso por corrupción), déjenme aclararles que la marihuana barata de la que hablo es una que nos hemos estado fumando todos desde 1999: las palabras de Hugo Chávez.
¿Cómo explicar este imposible y demencial bochinche democrático - dictatorial - militarista si no es a partir del imposible y demencial discurso de Chávez? Porque creo que a estas alturas resulta obvio decir que el chavismo, simple y llanamente, es lo que a Chávez le sale de la boca, cuándo y cómo él quiera y sin importar si guarda un mínimo de lógica o coherencia con lo que dijo el día anterior. Por supuesto, siempre podemos caer en la tontería de tratar de entender algo donde no hay nada que entender, puesto que casi todo lo que dice Chávez, en el fondo, no tiene contenido. Pero hay rastros de significado, momentos fulgurantes e incluso frases llenas de sentido que guardan todo el poder hipnótico de este militar. Y yo escribo estas líneas justamente para llamar la atención sobre esas palabras, sobre ese lenguaje militar que de tanto ser pronunciado por Chávez y sus seguidores, entra cada vez más en el lenguaje de toda la sociedad venezolana. Da igual el bando al que pertenezcas, pues como afirma Victor Klemperer: “el lenguaje crea y piensa por nosotros”. Y esta afirmación, después de leer su libro LTI: La lengua del Tercer Reich – Apuntes de un filólogo, toma un peso considerable y hasta doloroso. Trato de recordar como era la política venezolana antes de que se pronunciaran palabras como batalla, misiones, comandos, batallones, enemigos, tácticas, teatro de operaciones y etc, etc, durante todo el día… Cuando no se hablaba de dios en los discursos políticos, cuando nadie iba de redentor del pueblo y cuando no hacía falta llevar todo al terreno de las emociones para así descalificar al "otro" o para manipular sembrando el fanatismo. Y me doy cuenta de que los venezolanos hace ya tiempo que cruzamos una frontera lingüística en la que las armas y la violencia, implícitamente, se arrastran de continuo entre los signos de puntuación, aguantándose aquí o allá, pero siempre apareciendo de cualquier manera.
Pienso que es duro, pero me atrevo a decir que cualquiera que desee entender el chavismo (y a muchos otros gobiernos, parecidos y no tanto) debe leer este libro de Victor Klemperer. No para terminar comparando a Chávez con Hitler, repito, sino para abrir las puertas de esos pozos muy profundos a los que llamamos palabras. Y claro, también para reflexionar sobre la manipulación, la propaganda, el control, el odio a los intelectuales, el racismo, la mediocridad y la eficacia del lenguaje y de las formas militares, sin olvidar la memoria, el perdón y la generosidad porque LTI: La lengua del Tercer Reich – Apuntes de un filólogo es un libro magnífico, con páginas que relees durante días y que dan ganas de citar de principio a fin y porque cuenta una historia que, inevitablemente, el mundo entero está repitiendo desde 1945.
P.D.: Klemperer, por supuesto, analiza los orígenes del nazismo y su lucidez lo conduce a ese desbordamiento sentimental y extremo que fue el Romanticismo Alemán del siglo XIX. Y yo pienso en los orígenes del chavismo y no pienso en el siglo XIX y la Guerra de Independencia (con Bolívar como paladín romántico), sino que recuerdo el año 1990, cuando yo estaba en un cruce de caminos cerca de Pampatar, en la Isla de Margarita, comiendo unas cachapas con unos amigos. Eran como las siete de la tarde y la cachapera estaba llena de gente, cuando de pronto, a unos diez metros, un carro frenó en seco, se abrió la puerta del piloto y se bajó un tipo que estaba muy borracho. Como si nada, se abrió el pantalón, se sacó el pene del calzoncillo y se puso a mear en medio de la calle. Un señor que estaba en la cachapera le gritó: "¿Pero qué estás haciendo cochino?" Y el borracho contestó gritándole aún más fuerte: "¡Cállate viejo guevón! ¡Que esta vaina es de los adecos!"... Y aunque recuerdo que éramos como doce personas, todos nos quedamos en silencio y no hicimos nada de nada porque el borracho tenía toda la pinta de estar armado. Simplemente observamos como terminó de mear, se subió en el carro y se fue...
P.D.2: A los amigos del Reino de España les explico ... ADECOS son los miembros o simpatizantes del Partido Acción Democrática (AD), socialdemocratas supuestamente de centro izquierda. Inauguraron la actual democracia venezolana en 1959, y ya en los años 70 se entregaron a reinventar la corrupción en todas sus formas y expresiones, es decir, que ni dios ni el diablo dirán cuánto dinero robaron porque los adecos, hace ya tiempo, compraron su silencio. Con años de esfuerzo, abusos de poder y millones de petrodolares evaporados o mezclados con cocaína y whisky, crearon un espíritu que deformó para siempre al "pícaro venezolano" y lo convirtió en el "vivo": "¡A mí que me pongan donde haiga!" Y bueno, de allí viene Venezuela, de allí viene Chávez y su corruptela y con él, allá vamos...
5 comentarios:
Espectacular. Estamos en completa sintonía. Cuando leí ese libro por primera vez pensé lo mismo que dices. Es increible. En algún momento me gustaría analizar con más minuciosidad esa lengua del chavismo. Hay tantas cosas que uno puede descubrir alli.....
Saludos,
Choza
Guau¡¡¡, que bueno, super post. A mi en el fondo me habría gustado tener una banda de rock and roll que se llamara los cachorros del Imperio.
Muy buenas líneas, Juan. Me gusta tu mezcla sarcástica de reflexión y recuerdos personales. Voy a leerme el libro. Me siento obligado a recalcar que todo lo que dices también es aplicable a los demás gobiernos y gobernantes del mundo. No sólo a Chávez. Y de seguro esas formas del lenguaje adquieren en los gobiernos europeos y norteamericanos un tonos más sutiles y sombríos... o no tanto, basta con agudizar el oído. Eso me hace recordar el grandioso final de la película Dr. Strangelove, cuando ante la inminencia del apocalipsis nuclear, el alto mando decide hacer una especie de arca de Noé humana... ¿y quiénes serán los escogidos? Los mejores, los más altos, más fuertes, más hermosos, más inteligentes, más sanos... y el Dr. Strangelove se levanta de la silla de ruedas, hace el saludo nazi y grita extasiado: "Mein führer! I can walk!"
juan, se me olvidó decirte una cosa en la parroquia; cómo la historia no tiene un sentido sino que da vueltas insulsas a las que intentamos dar un cierto orden, las víctimas dejn de serlo justo en el momento en el que se le otroga este estado.Acabo de leer un par de capítulos fotocopiados de LA NACIÒ I LA MORT. LA XOÀ EN EL DISCURS I LA POLÍTICA D'ISRAEL de Idith Zertal (libro traducido sólo al catalán) el lenguaje se retuerce, la viíctima llama defensa al ataque ,y los árabes se transforman en nazis... si el olocausto ha enseñado algo, no ha sido nada bueno. Si se quieren romper un poco de prejuicios sobre el tema, un superviviente, Ruth Klüger, desgarra toda cómoda y autosatisfactoria compasión. SEGUIR VIVIENDO es el título de su autobiografia escrita en 1991.
Dejen de llorar, burgueses renegados!!
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