Ludwig, sin saber qué hacer, miraba a la hermosa Helga que estaba apunto de subir al autobús rumbo al aeropuerto. Su corazón latía como loco y no dejaba de observar sus sensuales y delicados labios preguntándose: ¿debo besarla o no? Desesperado, comenzó a mirar hacia todas partes buscando una señal que lo ayudara a decidirse, hasta que alzó los ojos y descubrió un descomunal escrito que cubría todo el cielo: LUDWIG NO SEAS IMBÉCIL Y BESA A LA HERMOSA HELGA O LA PERDERÁS PARA SIEMPRE Y SERÁS UN MISERABLE EL RESTO DE TU VIDA.
Y claro, Ludwig no hizo nada porque no sabía leer en castellano.
Moraleja: a veces el castellano puede servir para algo.
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5 comentarios:
En Escocia no vale absolutamente para nada... bueno, sí, para que te den una beca para estar en Escocia.
Abrazos, Juan, y buenos días.
Aquí en Barcelona sirve para comprar el periódico, aunque a veces no te sirve para leerlo...
Abrazote Jorge, y buenos días!
Al menos te sirve para saber que no te sirve, que es más de lo que puedes decir de muchas cosas, como de este post, por ejemplo.
La inutilidad es una virtud que aparentemente ha sido desvirtuada por el mundo moderno y que sobre todo, afecta a las pequeñas cosas. Porque las grandes y visibles, si son inútiles, mejor. Es la triste contradicción de la inutilidad: sólo hay que detenerse y observar a todos los líderes de la política mundial, que han llegado hasta allí, muchas veces, después de demostrar su inutilidad en situaciones de riesgo. O si prefieres, piensa en Fraga bañándose en las playas donde cayeron aquellas bombas atómicas...
Jorge, qué loco! Te escribí esto de Fraga el viernes y mira lo que aparece hoy en El País...
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Detectada/contaminacion/Palomares/fuera/zonas/expropiadas/valladas/elpepusoc/20070701elpepisoc_1/Tes
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